Menos ruido y más nueces
Era un niño la primera vez que vi el mar. Mi padre junto a sus compañeros de trabajo compraron un apartamento en Piríápolis. Era la primera vez que nos tocaba turno. Desde entonces hay dos cosas que automáticamente me retrotraen a esas vacaciones disfrutadas en el balneario: el olor a bizcochos recién sacados del horno -teníamos una panadería enfrente- con los que llenábamos una bolsa para ir a la playa y, el Concorde. En 1975 el director de orquesta francés, Franck Pourcel, compuso el tema Concorde por encargo de Air France. Estaba pensado para promocionar el avión supersónico que comenzó a volar en 1976. Fue elegido por la autoridad de Turismo de la ciudad soñada por Francisco Piria, como cortina de los anuncios que se escuchaban por altoparlantes en la playa. No podíamos evitar mirar el cielo, buscando el avión, cada vez que lo escuchábamos. En 1982 una veintena de estudiantes íbamos a Nueva York. De repente los pasajeros empezaron a aplaudir: es que el capitán anunciaba que h...